Pecados


Ávida de tus manos, de tus besos, de tu roce,
ávida de tu cuerpo. 

Sentirte en mí, sentir tu mirada, tu deseo,
pecados de esta carne mortal nacen, viven y mueren en tu piel. 

Y después son solo recuerdos,
sensaciones del placer ya muerto. 

Suspiros de la piel emanan lujuriosos, volátiles, incendiarios ante ti.

Al final somos dos, nada más
embriagados en la ambrosia de este deseo que se evapora con mi auto control.

Mi moral puesta a prueba termina tendida,
derrotada, extinta con el veneno que me da tu cuerpo.



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