Unas cuantas gotas...

Dicen que las brasas arden, tortura sin fin. Fuego, lanzas, miedos... ¡Miedos! Y diablitos te empujan a las pailas              gritos y llantos te ahogan, inmundicia. Y yo, que estoy sola peleando el día a día   sé que el infierno no está bajo tierra, ni cuánticamente trasladado a otro plano. ¿Quieres conocer el infierno? ¿Quieres echarle un vistazo? Ven, te invito   pasa, mira   quédate conmigo.

Líbrame de mí de los temores ¡Pánico! Líbrame de mí   de los dolores en el alma. Por favor   ya no aguanto ¡líbrame de mí!      de la soledad. ¡Líbrame!   O me libero yo.

Si todo fuera tan fácil como una vuelta quizás como el ritmo vertical de nuestras caderas. Nuestras palabras serían más consecuentes con nuestros actos   si todo fuera tan fácil como cuatro pasos. Las pequeñas utopías y anhelos de amor   se traducirán en besos y abrazos. Pero nos gusta el fuego hemos preferido un solo paso.   El paso único que nos permite disfrutar de casi todo sin mucho trabajo.